sábado, 10 de septiembre de 2011

Error Nobel

Nos escriben nuestros lectores ―los que visitan este blog― para preguntarnos sobre el uso correcto del verbo deber. Mientras el problema no lo haya generado alguno de nuestros escritos, todo está bien. Sin embargo, no creemos ser los más idóneos para responder este tipo de preguntas, pero dada la relación existente entre la interrogante y una anécdota del muchas veces crítico de las formalidades de la lengua, García Márquez, nos aventuramos en esta empresa.

Vayamos con lo primero. Nos preguntan si es lo mismo debe venir mañana que debe de venir mañana. La respuesta es no. La primera oración indica obligación; la segunda, posibilidad. La confusión de estas dos expresiones origina errores frecuentes, algunos incluso clásicos, como nos lo hace ver Fernando Ávila en Dígalo sin errores: «Los dioses deben estar locos es el título de una película que debió llamarse Los dioses deben de estar locos


                                
Lo mismo pasa cuando se trata de dar información sobre los requisitos para, por ejemplo, realizar un trámite académico: debe de traer una fotocopia de su DNI, dos fotos tamaño carné y el recibo de pago por derechos, nos dicen. Si nos ceñimos a lo dicho, podríamos cumplir o no con todo ello, pues la información no indica obligación, sino posibilidad o suposición.

Ahora vayamos con lo segundo. Cuenta Arsenio Escolar, periodista español, que cuando era subdirector de El País, hará ahora unos 12 años, recibió un texto de Gabriel García Márquez donde se utilizaba mal cinco veces el verbo deber. Era un fragmento de unas quince o veinte páginas de su libro de memorias Vivir para contarla, que en aquel momento todavía no se había publicado. El Nobel colombiano confundía, como lo vimos líneas arriba, deber + infinitivo (que indica obligación) con deber de + infinitivo, que denota probabilidad o suposición.

Escolar llamó por teléfono a «Gabo» para consultarle si arreglaba el texto o lo publicaba así. García Márquez, después de escucharlo, enmudeció unos segundos; luego preguntó por la opinión del autor del Libro de Estilo del El País, Álex Grijelmo. Álex dice lo mismo, que usas mal el verbo deber, respondió Arsenio. Otro silencio. «Pues arréglame el primer error para que se sepa que sé usarlo y deja los otros cuatro porque se me pone en los cojones», concluyó un tanto fastidiado García Márquez.

José Manuel Coaguila

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