El
miércoles 20 de julio de 2011, en la página 4 de este diario,
apareció por primera vez esta columna. El nombre lo hizo la
urgencia; había que ponerle uno, y salió cualquier cosa. Aunque,
analizándolo bien, tampoco está tan mal, ¿no? Es un nombre que
sintetiza muy bien lo que hemos hecho a lo largo de todo un año, en
más de 50 columnas. Nuestra formación es totalmente libresca, no
vivencial; hemos leído más de lo que hemos vivido; los libros nos
han permitido tener las vidas que nuestra naturaleza transitoria y
finita jamás podrá concedernos. Así es que no podíamos ceñirnos
a otra cosa que no sean las letras: el número de obras citadas
supera ampliamente el de las columnas donde aparecen.
Este
espacio cumple un año, el periodo que siempre quisimos alcanzar. El
balance final es relativamente bueno, pero, la verdad, no nos
satisface totalmente; tenemos la sensación de que pudimos hacer
cosas mejores. El tiempo nos puso muchas zancadillas.
Aprovechamos
la oportunidad, también, para decirles a los que venían a buscarnos
al diario que lo crean, que sí éramos nosotros. Casi todos, al
vernos, preguntaban, dudosos, si verdaderamente hablaban con José
Manuel Coaguila. Se iban incrédulos. Nuestra juventud y menuda
contextura seguramente hacían creer lo contrario.
Como
esta, hay muchísimas anécdotas más. Como aquella vez que se cortó
la luz justo cuando terminábamos de escribir una columna y, como
casi nunca utilizamos la batería de nuestra laptop, que estaba
totalmente descargada, tuvimos que deambular por todo Hunter pidiendo
una limosna de electricidad. Teníamos que enviar el artículo ¡ya!,
no había tiempo que perder.
Errores también los hubo. Por ejemplo, cierta vez apareció «Humberto», el nombre de Eco, así, con hache, cuando todos bien sabemos que, cuando nos referimos al novelista, semiólogo y ensayista italiano, la muda está por demás; el Word, desafortunadamente, corrigió a los padres de Eco y nosotros no nos dimos cuenta de ello. También aquella vez que cambiamos la historia de una enemistad y dijimos «cuando Gabo noqueó a Vargas Llosa», haciendo referencia al título de un libro, cuando los hechos, bien saben ustedes, queridos lectores, fueron al revés. Qué le vamos a hacer, nuestro inconsciente prefiere a García Márquez.
Con
respecto a los temas que hemos tocado durante todo este año, la
variedad ha sido nuestro distintivo. Desde literatura, lectura,
libros, educación —pasando por cine, Historia, pintura,
gramática—, hasta industria farmacéutica, Internet, televisión,
historia de la sexualidad, mitos, amor. Todo cuanto pudimos. También
temas controversiales, como las corridas de toros y la eutanasia, por
ejemplo, por los que recibimos correos electrónicos sazonados con
hiel e injurias. «¡Renuncia en el acto!», nos pidieron.
Por
último, queremos agradecer a todos los que nos escriben sobre
asuntos interesantes; también a los que visitan nuestro blog
(jmcoaguila.blogspot.com), donde están todos los artículos
publicados en este espacio, cuyas visitas, apenas en un año, se
cuentan por miles. Gracias sobre todo a Fiorela y a Edwin; a ellos
les debo todo. Volveremos pronto.
José Manuel Coaguila
* Publicado en diario Correo Arequipa el 25 de julio de 2012.
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