lunes, 3 de octubre de 2011

Entrevista a Dennis Arias, ganador, en la categoría Cuento, del V concurso literario organizado por el semanario arequipeño El Búho


José Manuel Coaguila: Hola Dennis, felicitaciones por el premio. Creo que los dos nos enteramos casi al mismo tiempo de que ganaste.
Dennis Arias[1]: Gracias José, pues sí, casi sin querer abrí el día lunes por la tarde mi Face y encontré una serie de agasajos, todos, sin precisar el porqué. Ya te imaginarás mi desconcierto. En este caso se podría decir que fui el último en enterarme.
J.M.C.: He leído, en total, cuatro cuentos tuyos, y el ganador, El manuscrito, creo que es el mejor. Sin menospreciar los otros, que son buenos, éste es simplemente genial. ¿Cuándo lo escribiste y en qué circunstancias?
D.A.: Veamos, la idea empezó a madurar allá por el 2009, durante un viaje a Huancavelica. El primer borrador, esto es, solo ideas sueltas, desperdigadas, estaba listo para cuando regresé a Arequipa, una semana después. Luego vino el viaje a España y sus necesarias preocupaciones. Estando en Madrid reinicié la labor de corrección, fue grato darme cuenta que aquel primer esbozo era un desastre, un conjunto de gazapos teñidos de imprecisiones y lugares comunes que me causaron risa. Fue en Roma donde finalmente el cuento vio la luz, allá por la Navidad del 2010.
J.M.C.: El cuento, para quienes no lo hayan leído (pronto lo publicaremos en este blog), trata sobre un manuscrito del escritor chileno Roberto Bolaño. ¿Por qué Bolaño?
D.A.: Leí a Bolaño (sin “s”) en la universidad y quedé impactado. Recuerdo que la primera obra  que devoré de él fue Pista de hielo, luego vinieron Una novelita lumpen, Los detectives salvajes, Nocturno de Chile y casi todos sus cuentos. En El manuscrito, Bolaño es un referente. La historia gira en torno a un supuesto manuscrito suyo olvidado en una cafetería madrileña, encontrado por un estudiante simplón. Entiendo que la figura de Bolaño ha ido creciendo en estos últimos años por el mundo, tanto que es común encontrar ya tesis dedicadas al estudio de su obra, conversatorios, seminarios, etc. Bolaño está de moda, su obra es consideraba como una respuesta altiva al boom que, para algunos, ya feneció y de la que solo nos queda la ilusión de una filiación acaso inexistente. Pero este no es el Bolaño de mi historia, sino un Bolaño referente. Creo que, en el fondo, mi intención fue la de homenajear a uno de mis autores favoritos.
J.M.C.: Cómo enviaste el cuento al concurso, estabas todavía en España ¿no?
D.A.: Pues no, ya me encontraba en Arequipa, bueno en Perú. Hacía un mes que estaba ya en tierra characata.
J.M.C.: No es la primera vez que premian un cuento tuyo, pero este debe de ser, hasta ahora (y digo «hasta ahora» porque estoy seguro que vendrán otros más grandes), uno de los premios más importantes que has recibido.
D.A.: Sí, anteriormente ya había recibido algunos reconocimientos importantes, pero este es sin lugar a dudas uno de los más emotivos, un premio que te estimula a seguir en el barco de la creación, en esa apasionante y adictiva actividad en la que, y siempre lo he dicho, soy un simple advenedizo.


De izquierda a derecha: El editor Arthur Zeballos, el escritor Jorge Monteza y el premiado Dennis Arias

J.M.C.: La mayoría de tus cuentos, al menos los que yo he leído, están ambientados en zonas marginales, rurales, periféricas (leyéndolos, recordé algunos relatos de Gregorio Martínez, Antonio Gálvez Ronceros y del mismo Enrique López Albújar);  pero El manuscrito no, todo lo contrario. ¿Cómo puedes retratar fielmente espacios tan distintos? Pareciera que fueras parte de esos dos mundos, en el sentido arguediano de la frase.
D.A.: En mis escritos confluyen dos etapas: mi infancia y juventud, y ambas le impregnan matices peculiares a mis descripciones. Huancavelica y sus paisajes y su gente y su pantagruélico frío hacen eco en mis ficciones. Viví toda mi infancia en esa ciudad regentada por cerros, y aunque no nací en ella, le  estoy agradecida por cobijarme.  Sé que es una perogrullada decirlo, pero el escritor es hechura de sus lecturas y a ellas me remito. El manuscrito es un ensayo de brevedad, para escribirla eché mano de las enseñanzas de Ribeyro, mi más celebrado escritor, y  de Paul Auster. Del primero aprendí, no a escribir sino a dibujar las historias a pulso de cirujano; del segundo, el manejo de la tensión, la vuelta de tuerca y sobre todo la precisión. Mi experiencia en Europa me proporcionó experiencias que de seguro ayudaron a adulterar mis tramas y paisajes. En estos momentos estoy en la labor de escribir un cuento sobre la aventura de un danzante de tijeras en Madrid, quizá aquí pueda fusionar ambos mundos, lo andino y lo occidental. Ojalá lo logre. 
J.M.C.: ¿Te tomas en serio esto de ser escritor? ¿Cuál es tu forma de trabajar en la escritura?
D.A.: No soy metódico pero me interesa comprender por medio de la descripción el bagaje cultural de mis personajes. Ahora bien, la literatura para mí es una suerte de terapia en el sentido wittgensteiniano de la palabra. Soy algo disperso para escribir, demasiado creo yo, tengo un borrador con una decena de cuentos mutilados, algunos tienen cabeza, algunos solo sexo y otros, algo parecido a piernas.
J.M.C.: ¿Qué planes para más adelante?
D.A.: Por ahora, abocarme a una serie de proyectos de carácter académico que espero puedan concretarse. Seguimos, junto con Teresa Ramos, en la edición del quinto número de la revista de Lingüística PAROLE, y si el Eterno lo permite, para el próximo año estará viendo la luz mi primer libro de relatos cuyo título aun no tengo decidido.
J.M.C.: ¿A quién dedicas el premio? ¿Agradecimientos?
D.A.: Uf, me pones en aprietos. La verdad hay muchas personas. A los «viejos», claro, por sobre todas las cosas, a Teresa por su paciencia y consejo, a mis amigos del Máster de Alta Especialización en Filología Hispánica, a Laura Castiblanco definitivamente (gracias Lauris por la expresión “caquita con sal”. Ya te la robé), a los amigos de peripecias: Augusto y Eder. En fin, hay muchos.  

El escritor y la lingüista Teresa Ramos. ¡Salud, Dennis!
J.M.C.: Esta ya es una pregunta un tanto personal: ¿Por qué te especializaste en lingüística y no en literatura, pudiendo hacerlo, si la literatura va más contigo?
D.A.: Antes de responder  a esta pregunta, quisiera definir qué es la lingüística. La lingüística es el estudio y análisis de los procedimientos, conceptos teóricos y metodológicos que se utilizan para describir y explicar las lenguas naturales. La lengua es un producto de la historia, la hacemos los hablantes, la cambiamos, la creamos, la transformamos voluntariamente pero con voluntad colectiva en un espacio temporal. La lengua es la expresión viva de la cultura de un país, reflejo de su identidad y, claro, también de su decadencia. Estudiarla significa describirla en su conjunto, en los diversos usos que de ella hace un pueblo. La literatura involucra el dominio de una lengua ya que es el instrumento del escritor, y es aquí donde hallo la respuesta: estudiar una lengua, me ayuda a entenderla, a saber usarla y respetarla. Me considero ante todo un lingüista que se inclinó por la literatura para poder entender el complejo mundo del lenguaje.  
J.M.C.: Gracias, Dennis.
D.A.: A ti, José Manuel.
(Entrevista realizada vía e-mail)


[1] Dennis Arias Chávez estudió en la Escuela de Literatura y Lingüística de la Universidad San Agustín. En el 2007 asume la subdirección de la Revista Internacional de Lingüística PAROLE. Ha publicado cuentos en revistas tanto nacionales como internacionales, teniendo, también, una participación recurrente en diversos blogs literarios. En el 2009 obtuvo una Mención Honrosa en el Concurso Literario El Búho; en ese mismo año su cuento titulado Noche serrana resultó finalista en la I Bienal de Arte «Víctor Humareda»; en el 2011, 1er lugar en el Concurso Literario El Búho, en la categoría Cuento. Se gana la vida como profesor e investigador y como asesor en proyectos de desarrollo institucional. Es licenciado en Literatura y Lingüística, ha cursado estudios de Maestría en Educación Superior (UCSM). En el 2010, gracias a una beca, viaja a España a seguir una Maestría en Filología Hispánica por la UNED y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, donde obtuvo el grado de Magíster con Honores. Ha sido ponente en diversos congresos nacionales e internacionales. En estos momentos se encuentra en la edición de su primer cuentario.

2 comentarios: