martes, 13 de marzo de 2012

Caldo de palabras

Lo extraordinario también lo hallamos en el léxico: hay palabras únicas, exactas, que se ajustan perfectamente a lo que queremos decir, pero también latas; las hay asimismo curiosas, extrañas, con características singulares. Y del mismo modo, frases excepcionales, como las paradojales y las palindrómicas. De ello nos ocuparemos en esta columna.

Curiosas. 1. Si los nombres de todos los infinitos números fueran ordenados alfabéticamente, «catorce» sería el primero, pues no hay ningún guarismo cuyo nombre empiece con a o b. 2. «Cinco» tiene cinco letras; en ningún otro número escrito en castellano se da esa misma coincidencia. 3. «Electroencefalografista» es la palabra más larga (23 letras) en el Diccionario de la Real Academia Española. 4. «Menstrual» es el término más extenso (nueve letras) con solo dos sílabas. 5. «Euforia»: palabra con las cinco vocales y solo dos consonantes; posiblemente sea la más corta en castellano. 6. «Barrabrava»: una letra aparece una sola vez, otra aparece dos veces, otra tres veces y la cuarta cuatro veces.  7. La palabra «reconocer» se lee también de derecha a izquierda.
Por otro lado, existen vocablos que se derivan de nombres propios: «linchar» procede del apellido de Charles Lynch; «magnolia», del de Pierre Magnol; y «saxofón», del de Adolphe Sax. Y hay más: silueta, nicotina, pasteurizar, sadismo, guillotina, decibel, algoritmo, begonia, boicot.

Pierre Magnol (1638-1715), botánico francés.

Palíndromos. «Nuestro idioma parece ser particularmente propicio para los juegos de palabras», escribió Augusto Monterroso, quien, según confesó, «durante tardes enteras o noches a la mitad», junto a escritores como Juan José Arreola o Carlos Illescas (Cortázar también fue bueno en esto), se exprimía el seso tratando de hallar palíndromos.
Los palíndromos son esas palabras o frases que pueden leerse igual de izquierda a derecha que de derecha a izquierda. Así tenemos: «sometemos», «Onís es asesino», «dábale arroz a la zorra el abad», «Anita lava la tina», «amo la paloma», «la ruta nos aportó otro paso natural», etc.
Por otra parte, los números con esta misma característica se llaman capicúas. Ej.: 1331.


Paradojas. «Consideremos la afirmación: ‘Esta afirmación no es verdadera’. Ahora bien, ¿es verdadera esa afirmación? Si lo es, no lo es; si no lo es, lo es. Es un ejemplo perfecto de paradoja. Es decir, se trata de una oración cuya veracidad conduce a una contradicción, y la negación de su veracidad también lleva a otra contradicción.»
Así como esta hay otras, por ejemplo: 1. ¿Puede Dios, omnipotente, hacer una piedra tan pesada que él no pueda levantarla? 2. Si no me equivoco, el mundo se acabará en veinte días.
Chesterton y Russell eran bonísimos en construir paradojas.

Precisas. En el lenguaje periodístico hace falta a veces términos precisos; quizá estos puedan servir de algo: Uxoricida: hombre que mata a su mujer. Bínubo: casado por segunda vez. Chupóptero: persona que, sin prestar servicios efectivos, percibe uno o más sueldos. Esclisiado: herido en el rostro. Mamandurria: sueldo que se disfruta sin merecerlo. Mortinato: dicho de una criatura: Que nace muerta. Occisión: muerte violenta. Logomaquia: discusión que se atiende a las palabras y no al fondo del asunto. Derrabe: derrumbamiento en lo hondo de una mina. Etc.

Occisión: muerte violenta.
Latas. «Lato, ta. Se dice del sentido que por extensión se da a las palabras, sin que exacta o rigurosamente les corresponda». Si revisamos en el DRAE el significado de los siguientes términos, nos daremos cuenta de que no significan exactamente lo que creemos: euforia, exuberante, exhausto, falencia, fiambre, penuria, personificar, ingenuo, intempestivo, etc.


José Manuel Coaguila

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