lunes, 20 de mayo de 2013

El siguiente es el artículo del alcalde Alfredo Zegarra que tanto cuestioné en mi columna de diario Correo:

Guerra en Irak: No… la guerra es con nosotros

Muchos nos preguntamos, si realmente las guerras que matan a muchos hermanos tienen su origen en mentes cerradas y corazones duros, ¿Qué tienen que ver los inocentes que pelean, sin saber si realmente vale la pena los actos heroicos a que son sometidos y todo porque a los gobernantes se les ocurre enfrentar naciones enteras para obtener beneficios propios?.
 
La verdadera razón está en la expresión externa de lo que pasa en nuestra conciencia interior, por lo que la primera guerra es con nosotros mismos, la guerra es la falta de amor, es la ausencia de esa fuerza viva integradora, coherente, sensible y afectiva que mora en cada uno de nuestros corazones.
 
Es ignorancia no saber que el amor hacia los demás es parte de nuestra humanidad viva, es dejar sentir a cada uno dentro de uno. La guerra interior tiene armas tanto o más letales que los misiles, sus armas son el odio, el orgullo, los celos, el rencor, el resentimiento, la envidia, el egoísmo, etc.; cual infernal maquinaria de donde nace toda la violencia, que es nuestro mundo afectivo interior que luego se refleja en nuestras relaciones con los demás.
 
El enemigo no es tu hermano a quien tienes que matar eres tú mismo con el que tienes que luchar. Muertos no solo son los caídos en acción en los frentes de batalla, muertos son los indiferentes que son ajenos al dolor y al sufrimiento, aquellos que se lavan las manos y solo se dedican a criticar, echando la culpa a otros de sus propios fracasos y creen que la guerra no es con uno, sino con los demás, por lo que para estar en paz deben ganar su propia guerra, dejando aflorar sus sentimientos nobles.
 
Heridos no son los miles de civiles alcanzados por las bombas y los misiles, heridos estamos nosotros los que hemos perdido la integridad y la cualidad de ser humanos la cual aún estamos a tiempo de recuperar, si nos lo proponemos.
 
Refugiado no es aquel que pierde su hogar, o aquel que vaga de país en país sin rumbo fijo, refugiado es aquel que pierde sus virtudes, los valores, la autoestima y la ética humana, por lo que la verdadera batalla no está en un país lejano está en nosotros mismos, en nuestro hogar, en el trabajo, en la ciudad, en nuestra nación, por lo que traficante no es aquel que vende armas es aquel que vende su conciencia, su inocencia, su integridad y su humildad al mejor postor.
 
Si tomamos en cuenta todo lo anteriormente manifestado llegaremos a la conclusión que debemos ser guerreros, pero guerreros de la luz que vayamos al frente de batalla para derrotar la oscuridad que nos llena de tinieblas el corazón y el alma, invadamos la tierra del mal y la ignorancia con tropas que solo sean de amor y sabiduría, lancemos misiles de compasión y comprensión sin ninguna tregua, instauremos un gobierno que sea expresión de justicia y equidad, que reflejen en toda su magnitud el corazón humano. De esa manera al final no habrá vencedores ni vencidos, ni muertos ni heridos, solo habrá hermanos viviendo como humanos dejando que aflore en cada momento el afecto y el amor como sublime expresión de la misericordia de Dios.

...para los líderes de Arequipa

con afecto

Dr. Alfredo Zegarra Tejada


[Artículo aparecido en el Boletín Informativo AQP HOY, de la Municipalidad Provincial de Arequipa, diciembre de 2012.]
 
 

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